A los veinte años, Thierry Mugler abandonó su Estrasburgo natal. ¿Su rumbo? París. En la capital, su magnetismo y su estilo no pasaron desapercibidos. Ya en esos años de juventud, el diseñador trabaja en sus propias creaciones. Su talento le abrió de par en par las puertas del diseño. A sus primeros trabajos para grandes marcas les seguiría su primera colección. En 1973, su colección “Café de Paris” marcó un antes y un después. A contracorriente de una moda folclórica y desestructurada, la colección presentaba la imagen de una urbanita sexy, provocativa y segura de sí misma. Una hiperfeminidad de vanguardia: una imagen de cotidianidad con el que la mujer se revela. Así es el estilo de Thierry Mugler y de su marca, creada en 1974. Cuatro años más tarde, la opinión pública y la prensa lo eligieron como “mejor creador del año”. A partir de ese momento, comienza su historia de éxitos. Durante los años ochenta, la marca Thierry Mugler brilla como una constelación: colecciones aclamadas por doquier, desfiles virtuosos diseñados y dirigidos por el propio creador, fotos de gran tamaño que crea el mismo, inspiración, cortometrajes, clips, vídeos...
A los veinte años, Thierry Mugler abandonó su Estrasburgo natal. ¿Su rumbo? París. En la capital, su magnetismo y su estilo no pasaron desapercibidos. Ya en esos años de juventud, el diseñador trabaja en sus propias creaciones. Su talento le abrió de par en par las puertas del diseño. A sus primeros trabajos para grandes marcas les seguiría su primera colección. En 1973, su colección “Café de Paris” marcó un antes y un después. A contracorriente de una moda folclórica y desestructurada, la colección presentaba la imagen de una urbanita sexy, provocativa y segura de sí misma. Una hiperfeminidad de vanguardia: una imagen de cotidianidad con el que la mujer se revela. Así es el estilo de Thierry Mugler y de su marca, creada en 1974. Cuatro años más tarde, la opinión pública y la prensa lo eligieron como “mejor creador del año”. A partir de ese momento, comienza su historia de éxitos. Durante los años ochenta, la marca Thierry Mugler brilla como una constelación: colecciones aclamadas por doquier, desfiles virtuosos diseñados y dirigidos por el propio creador, fotos de gran tamaño que crea el mismo, inspiración, cortometrajes, clips, vídeos...
Alta perfumería comprometida. Este fue el espíritu con el que Thierry Mugler creó Angel en 1992. Visionario creador imagina fragancias excepcionales, recurriendo a las más exquisitas materias primas, ya sean naturales o imaginarias, a menudo raramente utilizadas. Fragancias con carácter y personalidad, nacidas de combinaciones inéditas, perfectamente reconocibles y memorizables. ¿Su secreto? Unas fórmulas cortas y equilibradas, elaboradas a partir de dos o tres notas sobredimensionadas. Armonía en el exceso. Mágico.
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